Financiación con recursos propios o con recursos ajenos

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En muchas ocasiones las empresas tienen la disyuntiva de elegir entre una financiación con recursos propios o con recursos ajenos a la empresa. Muchos gerentes nos han preguntado a lo largo de estos años cuál es la razón y el porqué no tener financiación ajena y si con recursos propios, o al revés. Nosotros siempre les aconsejamos que cada financiación tiene sus ventajas y desventajas.

Es por ello que en el artículo de hoy queremos hablaros sobre los dos tipos de financiación que existen dependiendo del origen de sus recursos, dándoos a conocer las diferencias entre ambos tipos de financiación. Con esta información podrás conocer qué tipo de financiación es más acorde a las necesidades de tu empresa o tu proyecto empresarial. Si deseas conocer más información, puedes leer nuestro artículo sobre las 10 maneras de financiar tu empresa. por lo tanto, empezaremos contándote qué es cada financiación para después desgranar las ventajas de cada una.

Qué es la financiación interna

La financiación interna, como bien dice su nombre, está compuesta por aquellos recursos financieros que las empresas producen por sí mismas. Existen dos tipos de autofinanciación interna:

1 – Autofinanciación de enriquecimiento

Se trata de los recursos obtenidos como resultado de la actividad económica propia de la empresa, a este tipo de recursos o bienes también se les suele denominar reservas.

Este tipo de reservas están destinadas a incrementar la capacidad productiva de la empresa. Las causas que influyen sobre este tipo de autofinanciación y, como consecuencia, sobre el desarrollo económico de la empresa son la rentabilidad de la inversión, el coste de las deudas, la política de retención de beneficios, y los impuestos, entre otros.

2 – Autofinanciación de mantenimiento

Se trata de los recursos producto de las provisiones y las amortizaciones productivas. Este tipo de recursos tienen como objetivo mantener el valor de los activos para garantizar el desarrollo de la empresa con el preservación de su patrimonio.

Qué es la financiación externa

La financiación externa se requiere cuando la empresa no cuenta con los recursos financieros suficientes para la continuidad de su actividad empresarial. Como todos sabemos, una falta de liquidez en un momento dado no quiere decir que la empresa no se viable, o rentable, solo que en ese momento no tiene liquidez y por lo tanto necesita de recursos externos para continuar. Existen dos tipos de financiación externa:

1 – Fuentes de financiación propias

Son aquellos recursos financieros que a pesar de proceder del exterior ya que no son resultado de la propia actividad económica empresarial, se consideran recursos propios de la empresa, puesto que la devolución de estos recursos no tienen carácter de obligatoriedad. Es el caso de las emisiones de capital por parte de los socios de la empresa.

2 – Fuentes de financiación ajenas

Son aquellas fuentes financieras que se obtienen del exterior de la empresa y que están caracterizados por la devolución de estos bienes con intereses, plazos de amortización, pagos contractuales y prioridad en caso de solvencia.

Dentro de esta categoría se incluyen los instrumentos de capital, a través de contratos en los que la empresa negocia una participación residual en los activos de ésta, es el caso de la emisión de acciones. Y, los instrumentos de deuda, mediante contratos que representan una prestación monetaria que será devuelta al proveedor en un plazo estipulado con un coste por interés.

Este tipo de fuentes financieras puede proceder de bancos y cajas o de entidades financieras privadas. Dentro de los servicios que ofrecen estas instituciones encontramos entre otras, el renting, el leasing, el crowdfunding, el confirming, etc. Si quieres puedes  leer aquí sobre las diferencias entre leasing y renting.

Diferencias entre financiación interna y externa

Ya sabemos qué son cada una de financiaciones dentro de la empresa, por lo que en este apartado veremos las diferencias entre financiación interna y externa. Para ello lo que haremos es hablar de las ventajas y desventajas que suponen cada uno de estas dos fuentes de financiación.

Financiación interna

Ventajas

En este tipo de financiación no se requiere de una aprobación externa, por lo que hay más independencia y rapidez a la hora de decidir ya que no requiere de garantías, ni avales, aunque una segunda valoración en cuanto a rentabilidad de las inversiones siempre es buena.

Ya que se trata de recursos internos, este tipo de financiación no supone ninguna contraprestación, desembolso o interés a ninguna otra organización, esto supone una mayor rentabilidad al reducir gastos financieros, bancarios o administrativos.

Desventajas

Emplear financiación interna supone en ocasiones quedarse sin recursos propios para afrontar las dificultades que se puedan presentar a corto plazo.

Hay que tener también en cuenta los costes de oportunidad que suponen la financiación con recursos propios de la empresa, ya que hay que valorar las consecuencias tanto a corto como a largo plazo, y hacer un balance de la liquidez y la rentabilidad de nuestra actividad económica.

 

Financiación externa

Ventajas

Respecto a la financiación externa, es muy recurrente puesto que no siempre las empresas cuentan con los recursos propios suficientes que les permitan financiar sus proyectos.

Las entidades de financiación externa, suelen ser útiles ya que dan una segunda visión de la rentabilidad y oportunidades que brinda la financiación de un proyecto, por otra parte, también son eficaces puesto que son organismos imparciales e independientes.

Desventajas

Un inconveniente de este tipo de financiación es que viene acompañado de un coste, por eso es importante sopesar los costes-beneficios, así como el análisis de rentabilidad de la financiación.

Dejar en manos de otra organización la financiación de tus proyectos tampoco supone mayor dependencia en la toma de decisiones, y por otra parte también requiere de mayor tiempo debido a los procedimientos técnicos y legales de este tipo de operaciones.

Conclusión

Antes de tomar una decisión, te recomendamos que hagas un buen análisis de la situación económica de tu empresa, para valorar las ventajas e inconvenientes que suponen cada una de las fuentes de financiación. Piensa que no existen fórmulas maestras y que cada tipo de financiación puede ser ideal en un momento u otro dependiendo de la situación de tu empresa o del proyecto empresarial que desees emprender.

Una buena solución puede ser combinar ambos instrumentos, tanto los recursos internos propios de tu empresa, como los recursos externos de financiación. De esta forma no agotarás todos tus recursos internos y no dependerás plenamente de la financiación externa.

¡Esperamos que este artículo te haya sido de ayuda y te animamos a seguir creyendo en tus proyectos gracias a la financiación, bien sea interna o externa!

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